La segunda iniciación de Odín transcurre en la fuente de
Jwerguelmir.
En este lugar existen tantas víboras rezumando
veneno, que “ninguna lengua puede contarlas”.
Este es el sitio
elegido por nuestro héroe para clavarse nueve días y nueve noches
en el hyggdrasil, desangrarse y dejar su condición de héroe humano para adquirir la categoría de dios de las runas, la
palabra, la poesía y la elocuencia.
Así es como la sangre de
Odín cae hacia la tierra, atraviesa el veneno y llega hasta teñir
las runas, que se hallaban enterradas debajo de las raíces de
hyggdrasil y perdidas para la humanidad.
En ese momento iniciático
Odín deja su encarnadura, y la humanidad rescata una
sabiduría que se vuelve accesible gracias a su decisión.
Podemos relacionar esta segunda iniciación de Odín con
las sucesivas muertes y renacimientos, que cada uno de nosotros experimentó a lo largo de su vida.
A veces, dejar caer antiguos
ropajes inútiles para abrirse a una autenticidad que desea
aflorar es un acontecimiento corriente.
La vivencia de morir
y renacer a partir de nuestra llegada al mundo físico se reitera
y nos da la experiencia sacrificial de una entrega que implica
dolor y aporta conciencia. Esta es la segunda fuente que
nutre el saber rúnico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario