miércoles, 17 de febrero de 2016

HISTORIA DE LAS RUNAS, 4


La segunda iniciación de Odín transcurre en la fuente de Jwerguelmir. 


En este lugar existen tantas víboras rezumando veneno, que “ninguna lengua puede contarlas”.
 Este es el sitio elegido por nuestro héroe para clavarse nueve días y nueve noches en el hyggdrasil, desangrarse y dejar su condición de héroe humano para adquirir la categoría de dios de las runas, la palabra, la poesía y la elocuencia.
 Así es como la sangre de Odín cae hacia la tierra, atraviesa el veneno y llega hasta teñir las runas, que se hallaban enterradas debajo de las raíces de hyggdrasil y perdidas para la humanidad.

 En ese momento iniciático Odín deja su encarnadura, y la humanidad rescata una sabiduría que se vuelve accesible gracias a su decisión. 

Podemos relacionar esta segunda iniciación de Odín con las sucesivas muertes y renacimientos, que cada uno de nosotros experimentó a lo largo de su vida. 
A veces, dejar caer antiguos ropajes inútiles para abrirse a una autenticidad que desea aflorar es un acontecimiento corriente. 
La vivencia de morir y renacer a partir de nuestra llegada al mundo físico se reitera y nos da la experiencia sacrificial de una entrega que implica dolor y aporta conciencia. Esta es la segunda fuente que nutre el saber rúnico. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario